Decidirse a participar en un retiro de silencio puede generar cierta inquietud. Afloran diversos miedos, muchos de ellos inconscientes. Te preguntas ¿Podré aguantar tantos días sin hablar? Sientes el vértigo de la renuncia a lasdistracciones habituales de los dispositivos como el móvil o el ordenador.
Además, se percibe en el fondo, ese miedo al aislamiento social, a la soledad en la que nos vemos envueltos cuando, de repente, nos cambiamos de ciudad o todavía no tenemos muchos conocidos. Es normal.
¿Para qué hacer un Retiro de Silencio?
Un retiro es, ante todo, una decisión personal y libre, lo cual significa asumir ese vértigo inicial como si fuera un reto personal. También es una decisión que nace de una intención y esto es muy significativo. ¿Para qué hago este retiro?
No se trata de ponerse un reto por su dificultad o porque un amigo me dijo, o porque está de moda y lo comentan las celebrities. Un retiro es una oportunidad de ejercitar la capacidad de estar presente en la experiencia de forma plena. En un retiro se crean unas condiciones excepcionales de seguridad, de ritmo de vida ordenado, de actividades orientadas todas a ejercitar la presencia, que te permiten, de una forma más sencilla, soltar la tendencia al control que nos impulsa a “tener que HACER algo” para sostener la vida. Y aquí puede estar la parte más interesante. En un retiro de silencio se da la posibilidad de experimentar la vida que se va
desenvolviendo respiración a respiración. Se trata, por tanto, de experimentar el no-hacer. Descansar un poco de nuestra personalidad exigente para abrirnos a la vida simplemente vivida con presencia.
Qué esperar de un Retiro de Silencio
Cada momento, nos permite descubrir nuestras necesidades reales, nos aporta información sobre lo que de verdad somos y nos importa; nos abre a las sensaciones corporales muchas veces ocultas por pensamientos y rumiaciones. Un retiro se puede hacer para muchas cosas, pero siempre ocurre una: nunca saldrás igual que entraste porque descubrirás cosas de ti que te harán verte de un modo totalmente diferente.
En un retiro se pone de relieve el valor de la humanidad compartida al sentir al otro como parte de tu mismo proceso y eso crea un vínculo silencioso, más allá de las palabras, un vínculo de corazón a corazón, compartiendo alegrías y dificultades.
Si te animas a vivir este reto, todavía quedan algunas plazas libres.
Será el 26 de junio al 1 de julio en Santa María de Huerta.



Entrevista en El Estoico